Stefanos Tsitsipas celebró su tercera victoria en el Masters de Montecarlo, llamándola la "Santísima Trinidad", lo que revitalizó su confianza en su juego. Su convincente victoria por 6-1, 6-4 sobre Casper Ruud marcó su tercer triunfo en la Riviera, un logro que no había anticipado pero que valora profundamente, especialmente después de un período desafiante en los últimos meses.
Llegando a Montecarlo con su ranking mundial más bajo desde 2019, Tsitsipas reconoció los tiempos difíciles que había atravesado y expresó gratitud por volver a la forma ganadora. A pesar de los resultados modestos antes del torneo, exhibió un tenis notable, sorprendiendo a jugadores de alto nivel como Jannik Sinner en las semifinales con lo que describió como "un tenis increíble, implacable".
En el partido final, Tsitsipas demostró su dominio, produciendo 30 ganadores contra 20 de Ruud para asegurar la victoria en 98 minutos. Atribuyó la victoria a una mentalidad enfocada y al deseo de completar el triplete de títulos en Montecarlo, que considera más especial que sus triunfos iniciales.
El padre y entrenador de Tsitsipas, Apostolos, enfatizó la determinación de su hijo y su creencia en sus habilidades, describiéndolo como un soñador que se aferra a sus aspiraciones con vigor juvenil. Ruud, reconociendo la excepcional actuación de Tsitsipas, expresó arrepentimiento por su incapacidad para presentar un desafío más fuerte y prometió seguir luchando por títulos importantes en el futuro. A pesar de la derrota, Ruud se mantiene optimista sobre sus perspectivas, apuntando a romper barreras y lograr victorias significativas en torneos.
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