El equipo galés disputará el partido el viernes por la noche en París, un encuentro que también marcará el partido número 150 de Warren Gatland como entrenador. La selección llega al torneo con expectativas históricamente bajas, recordando los tiempos más oscuros del rugby galés en la década de 1990. Con solo dos victorias en sus últimos 16 partidos del Seis Naciones, muchos temen que Gales vuelva a quedar en la última posición, lo que agravaría aún más la crisis del rugby en el país.
Las casas de apuestas reflejan su condición de desfavorecido, otorgándole una cuota de 22 a 1 para vencer a Francia y de 80 a 1 para ganar el torneo. Además, un modelo estadístico reduce aún más sus probabilidades, estimando solo un 0,2% de posibilidades de levantar el trofeo. Adam Jones, nuevo asesor de scrum, reconoció abiertamente que muchos esperan que Gales sufra una dura derrota en París.
A pesar del pesimismo, el capitán Jac Morgan insiste en que el equipo está decidido a desafiar las expectativas y cambiar la narrativa. Ante la creciente negatividad en torno al rugby galés, el plantel ve este partido como una oportunidad para demostrar su valía y recuperar la confianza en su capacidad de competir al más alto nivel.
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