La selección nacional de fútbol de Nigeria se encontró con obstáculos significativos mientras viajaba a Libia para un partido de clasificación para el Campeonato Africano. Su trayecto se vio interrumpido inesperadamente cuando su avión fue desviado, dejándolos varados en un aeropuerto alternativo sin comunicación, alimentos ni servicios básicos durante doce horas en un aeropuerto aislado en Libia. El capitán Troost-Ekong describió esta situación como una táctica psicológica deliberada, lo que dejó al equipo frustrado y cuestionando la justicia del trato recibido.
A pesar de estar lesionado y fuera del juego, Victor Osimhen expresó su descontento en las redes sociales, denunciando la situación como un intento de minar la moral del equipo. Hizo un llamado a las autoridades del fútbol para que intervengan, resaltando la gravedad de la situación y sugiriendo trasladar el partido a un terreno neutral si fuera necesario. La Federación Nigeriana de Fútbol apoyó estas declaraciones, compartiendo sus preocupaciones sobre el trato recibido y el impacto en la preparación de los jugadores para el partido.
En respuesta, el capitán libio Faisal al-Badri replicó con quejas sobre el trato recibido durante su visita anterior a Nigeria, mencionando retrasos y una mala recepción a pesar de haber viajado en un jet privado. Expresó su frustración ante los problemas logísticos recurrentes en el fútbol entre ambos países, haciendo un llamado a una solución y un trato justo en los compromisos internacionales.
A pesar de las distracciones fuera del campo, el entrenador nigeriano Austin Eguavoen se mantuvo enfocado en la preparación de su equipo para el partido crucial contra Libia. Reconoció los desafíos, pero enfatizó la determinación del equipo en lograr su objetivo de obtener puntos claves para avanzar en el campeonato, a pesar de los contratiempos logísticos y las presiones externas.
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