El Manchester United ha anunciado una pérdida neta sustancial de £71,4 millones (o $91,4 millones) para el primer trimestre de este año, citando varios factores financieros, incluyendo costos excepcionales relacionados con la venta de una participación significativa de la propiedad a Jim Ratcliffe, totalizando £30,3 millones. Esto marca un contraste marcado con la pérdida de £5,6 millones reportada para el mismo período del año anterior, subrayando los desafíos financieros que enfrenta el club.
La decepcionante eliminación del club en la fase de grupos de la Liga de Campeones la temporada pasada contribuyó al aumento de las pérdidas, destacando las ramificaciones financieras de un rendimiento por debajo del esperado en competiciones de alto nivel. A pesar de estos contratiempos, el United se mantiene optimista respecto a las perspectivas futuras bajo estructuras de propiedad y gestión mejoradas, centradas en fortalecer el reclutamiento y mantener la resistencia comercial.
Nominaciones recientes clave, como la de Dan Ashworth como director deportivo y Omar Berrada como director ejecutivo, señalan los esfuerzos estratégicos del United para fortalecer su marco operativo. La substancial inversión de Ratcliffe, superior a £200 millones, destinada a la modernización del complejo de entrenamiento en Carrington, refleja un compromiso a largo plazo con la mejora de la infraestructura y la eficiencia operativa.
Aunque el club espera cumplir con las reglas de rentabilidad y sostenibilidad de la Premier League para el período de evaluación actual, el panorama financiero sigue siendo desafiante, con un aumento de los gastos operativos, especialmente en costos de personal y amortización relacionada con transferencias de jugadores. La caída del 20% en los ingresos, atribuida a menos partidos en casa, subraya la presión financiera exacerbada por factores externos como las interrupciones causadas por COVID-19 y los impactos en el rendimiento competitivo.
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