Brasil está conmemorando el primer aniversario del fallecimiento de Pelé, una ocasión sombría acentuada por la decisión de Santos de retirar la icónica camiseta número 10, no como un homenaje al legendario rey, sino como una respuesta simbólica al descenso histórico del club a la segunda división.
Santos, un equipo que nunca había experimentado el descenso en sus 111 años de historia, sufrió un golpe severo en sus finanzas, lo que llevó a los aficionados a sentir que la presencia protectora de Pelé ya no los estaba vigilando. A pesar de las esperanzas de evitar el descenso en la última jornada, Santos sucumbió a una derrota desgarradora por 2-1 ante Fortaleza, desencadenando una ola de duras reacciones por parte de los aficionados devastados.
El declive del club se atribuye a un proyecto a largo plazo iniciado en la década anterior, caracterizado por una gestión financiera deficiente y decisiones imprudentes de los presidentes del club. La mala gestión financiera del presidente José Carlos Pérez dejó al club fuertemente endeudado, alcanzando la cifra de medio billón de reales brasileños (aproximadamente 100 millones de euros).
La destitución posterior de Pérez y el nombramiento de Anders Rueda tenían como objetivo estabilizar el club, pero la falta de experiencia en fútbol y planificación estratégica de Rueda llevó a una turbulencia constante, cambios frecuentes de entrenadores y actuaciones inconsistentes de los jugadores.
La desastrosa temporada de 2023 vio al Santos reclutar a 21 nuevos jugadores sin una estrategia clara, pareciendo una versión caótica del Chelsea. Los pobres resultados en la Liga Paulista y la eliminación temprana de la Copa Sudamericana marcaron el tono para el pobre rendimiento del Santos en la liga brasileña.
El descenso del equipo incluyó el despido de tres entrenadores y una serie de escándalos que involucraron a jugadores clave, socavando la contribución potencial de la joven estrella en ascenso Marcos Leonardo.
El declive es particularmente desalentador dada la reciente aparición de jóvenes talentos en el Santos, como Marcos Leonardo, que no lograron compensar el bajo rendimiento general del equipo. La ausencia de Pelé añadió melancolía, con el legendario delantero Pepe expresando una profunda tristeza.
Mientras el Santos enfrenta el desafío de reconstruirse en la segunda división, el foco se centra en restaurar la antigua gloria del club y encontrar un sucesor digno de llevar la venerada camiseta negra y blanca número 10 en el futuro.
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