El equipo dirigido por Eddie Howe se impuso en un partido disputado en Londres, donde el mediocampista brasileño Guimarães anotó el único gol del encuentro en una jugada polémica. Los jugadores de West Ham reclamaron una falta previa en la acción, pero el árbitro desestimó sus protestas y el VAR no intervino.
Con este triunfo, Newcastle asciende al sexto puesto de la Premier League, igualando en puntos con el Manchester City, quinto, y situándose a solo dos unidades del Chelsea, cuarto. Con la clasificación a la Champions League en juego, donde el cuarto lugar otorga un pase directo y el quinto podría ser suficiente, esta victoria llega en un momento clave de la temporada.
El resultado también supone un respiro para los ‘Magpies’ tras haber sufrido tres derrotas en sus últimos cuatro encuentros. Además, refuerza la moral del equipo de cara a la final de la Copa de la Liga contra el Liverpool, en la que Newcastle buscará su primer título importante desde 1969 y su primera copa nacional desde 1955.
Howe elogió la actitud de su equipo, calificando la victoria como "una de las mejores de la temporada" en términos de esfuerzo y determinación. En contraste, el técnico del West Ham, Graham Potter, expresó su descontento con el arbitraje, argumentando que Alexander Isak empujó a Max Kilman antes del gol, aunque el VAR no revisó la jugada.
Antes del inicio del partido, West Ham recibió una motivación extra con la presencia de Michail Antonio, quien visitó el Estadio de Londres por primera vez desde que sufrió una grave lesión en un accidente automovilístico. Sin embargo, su equipo no pudo capitalizar su buen inicio, desperdiciando una clara ocasión en los primeros minutos con un fallo de Tomas Soucek dentro del área.
A pesar de las ausencias de jugadores clave como Anthony Gordon, Lewis Hall y Sven Botman, Newcastle logró tomar el control del partido. Harvey Barnes, quien aspira a sustituir a Gordon en la final de la Copa de la Liga, generó peligro con dos remates bien atajados por Alphonse Areola, quien también evitó un autogol de Kilman tras un despeje fallido.
El gol decisivo llegó en el minuto 63, cuando Barnes logró enviar un centro preciso que Guimarães empujó al fondo de la red. Los jugadores del West Ham protestaron por un supuesto empujón de Isak sobre Kilman, pero el árbitro dejó seguir la jugada.
La frustración del equipo local aumentó cuando Jarrod Bowen pidió un penalti tras un contacto con Guimarães, pero el árbitro no concedió la falta. A pesar de su presión en los minutos finales, West Ham no logró romper la defensa del Newcastle, que aseguró una victoria fundamental antes de su crucial cita en Wembley.
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