Tras varias décadas de intentos, Marruecos está a punto de cumplir su sueño de larga data de albergar la Copa del Mundo en 2030, en colaboración con España y Portugal. Se espera que la FIFA ratifique oficialmente esta candidatura conjunta esta semana, marcando un hito histórico para Marruecos, que ha anhelado durante mucho tiempo ser sede de este prestigioso torneo.
Este evento tan significativo es visto por el país norteafricano como una oportunidad para mejorar su imagen a nivel global e impulsar el crecimiento económico.
La búsqueda de Marruecos para albergar la Copa del Mundo ha durado más de cuatro décadas. En 1987, Marruecos fue el primer país africano en presentar una candidatura para albergar el torneo, con la intención de organizar la edición de 1994.
A pesar de varios intentos, incluida una estrecha derrota frente a Sudáfrica para la Copa del Mundo 2010 y una fallida candidatura para la edición de 2026, la persistencia de Marruecos finalmente ha dado frutos. El país ahora es recompensado con un lugar en el escenario global del deporte junto a España y Portugal.
El gobierno marroquí tiene grandes expectativas sobre los beneficios económicos e infraestructurales que la Copa del Mundo traerá. Según Fouzi Lekjaa, presidente del Comité de la Copa del Mundo de Marruecos 2030, albergar el torneo acelerará el crecimiento económico nacional, creará empleos y aumentará el turismo.
Tras una reunión del gabinete presidida por el rey Mohammed VI, Lekjaa destacó que este evento representa una oportunidad transformadora para el país. El gobierno ha revelado planes para modernizar infraestructuras clave en seis ciudades sede: Rabat, Casablanca, Fez, Tánger, Marrakech y Agadir.
Como parte de los preparativos, Marruecos está centrado en la expansión de aeropuertos, carreteras y redes de transporte, además de mejorar los servicios hoteleros y comerciales. Ya se están llevando a cabo trabajos de renovación en seis estadios existentes, y se está construyendo un nuevo estadio de 115.000 asientos cerca de Casablanca.
Este estadio de última generación, con un costo de 480 millones de euros, será el escenario para la final de la Copa del Mundo. Estos extensos proyectos de infraestructura se espera que dejen un legado duradero para el país, consolidando aún más su posición en el escenario global.
La candidatura de Marruecos para albergar la Copa del Mundo está en línea con su estrategia diplomática más amplia. El éxito del país en el fútbol, evidenciado por su histórica actuación en la Copa del Mundo de 1986, ha sido un factor clave en su creciente influencia global.
El gobierno ha fortalecido sus lazos con las naciones africanas, como se evidencia por su regreso a la Unión Africana en 2017 y sus numerosos acuerdos con federaciones de fútbol africanas. La organización de torneos importantes como la Copa Africana de Naciones (CAN) y la Copa Africana de Naciones Femenina ha sido un pilar de la "diplomacia futbolística" de Marruecos, promoviendo relaciones internacionales y mejorando su reputación global.
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