Ianis Hagi siempre ha sido comparado con el legado de su padre, Gheorghe Hagi, una de las leyendas del fútbol rumano. Sin embargo, en el Campeonato Europeo en Alemania, Ianis tiene la oportunidad de forjar su propia reputación. El centrocampista ofensivo de 25 años jugó un papel clave en el empate 1-1 de Rumania con Eslovaquia en su último partido del Grupo E, ganando el penal que Razvan Marin convirtió para asegurar el empate.
El exitoso desempeño de Rumania en la fase de grupos los ha preparado para un enfrentamiento desafiante con los Países Bajos en los octavos de final. Esta situación recuerda la memorable actuación liderada por su padre durante la Copa del Mundo de 1994, donde Rumania llegó a los cuartos de final antes de ser derrotada estrechamente por Suecia. Hace treinta años, Gheorghe estaba bajo la dirección del entrenador Anghel Iordanescu. Hoy, Ianis se encuentra bajo la tutela de Edward Iordanescu, hijo de Anghel, destacando una notable continuidad entre dos de las familias más emblemáticas del fútbol rumano.
Reflexionando sobre su logro, Ianis Hagi expresó orgullo por cumplir su objetivo inicial de avanzar desde la fase de grupos y llevar alegría y orgullo a los fanáticos rumanos. Enfatizó la falta de temor ante cualquier rival, a pesar de que esta es la primera gran competición sénior para muchos en el equipo. Destacó la combinación de jugadores experimentados y jóvenes talentos entusiastas que caracterizan su plantel.
La ilustre carrera de Gheorghe Hagi lo vio jugar tanto en el Real Madrid como en el Barcelona, y llevó al Steaua de Bucarest a la final de la Copa de Europa en 1989. En contraste, el camino de Ianis ha sido más desafiante. Comenzando en la academia de su padre, debutó en Viitorul Constanța a los 16 años. Su carrera lo llevó a la Fiorentina, Genk y Rangers. Después de una temporada difícil cedido en el Alavés marcada por una lesión de larga duración, Ianis ahora está destacando en la Euro 2024 no por su apellido famoso, sino por sus destacadas actuaciones en el campo.
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