El equipo actual de Francia evoca recuerdos de la selección del Mundial de 2002. Ese equipo entró al torneo después de dos triunfos significativos, presentando una generación dorada con estrellas como Zinedine Zidane, Thierry Henry, Patrick Vieira y David Trezeguet.
Sin embargo, la cohesión se desmoronó, destruyendo la visión de integración a través del fútbol. Hoy, Francia enfrenta meses desafiantes con los Juegos Olímpicos, las persistentes amenazas terroristas y los veranos típicamente tumultuosos y calurosos, que a menudo conducen a disturbios en los suburbios.
A pesar del talento evidente en el equipo actual, destacado por su recorrido hasta la final del Mundial en Catar, donde perdieron por poco ante Argentina en los penaltis, hay preocupaciones sobre la unidad y la motivación. El equipo cuenta con una inmensa profundidad, con jugadores en el banquillo que son titulares habituales en clubes como el Real Madrid.
Sin embargo, esta profundidad también podría ser un arma de doble filo. Didier Deschamps enfrenta la tarea crítica de mantener la armonía dentro del equipo, asegurándose de que los jugadores estén contentos con sus roles y tiempo de juego, para evitar descontentos y conflictos internos.
La selección francesa es la principal candidata en casa, con los Países Bajos como principal rival por el segundo puesto. Históricamente conocidos por su poder ofensivo y fútbol total, el equipo neerlandés de Ronald Koeman ha adoptado un enfoque más defensivo, con una defensa robusta pero sin brillo ofensivo, especialmente con la ausencia del lesionado Frenkie de Jong.
Este cambio psicológico significa que los Países Bajos entran al torneo no como favoritos, sino como un posible tapado capaz de sorprender a equipos más fuertes.
Austria podría disputar el segundo puesto con los Países Bajos, impulsada por el conocimiento táctico de Ralph Rangnick. Rangnick, que rechazó al Bayern de Múnich para continuar entrenando a Austria, debería alinear un equipo disciplinado y cohesivo, compuesto principalmente por jugadores de la Bundesliga que se conocen bien. Sin embargo, Austria carece de la calidad estelar vista en sus competidores.
Para que Austria avance, los mediocampistas Marcel Sabitzer y Christoph Baumgartner deben ofrecer actuaciones excepcionales. Mientras tanto, Polonia, con estrellas de grandes clubes europeos, continúa luchando con la tradición y las expectativas, probablemente fallando nuevamente en avanzar más allá de la fase de grupos.
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