La elección de Arabia Saudita como sede del Mundial 2034 ha desatado una intensa polémica, ya que muchos señalan las graves violaciones a los derechos humanos que suelen estar asociadas a este tipo de eventos. Tras la controvertida Copa del Mundo 2022 en Catar, marcada por numerosos informes sobre explotación laboral y muertes de trabajadores en las obras, esta nueva decisión de la FIFA se percibe como otra muestra de priorizar los beneficios económicos sobre los valores éticos.
El expresidente de la FIFA, Sepp Blatter, admitió recientemente que durante su mandato "creó un monstruo", refiriéndose a los incentivos financieros que transformaron a la organización en una poderosa máquina de dinero, ahora dirigida por Gianni Infantino. Los críticos denuncian que la falta de transparencia y la ausencia de procesos competitivos en la selección de sedes exponen la corrupción profundamente arraigada dentro de la FIFA.
Se espera que los preparativos de Arabia Saudita para el torneo tengan un alto costo humano. Miles de trabajadores provenientes de países como Nepal, Bangladés e India enfrentarán condiciones peligrosas, repitiendo las trágicas historias reportadas durante los preparativos del Mundial en Catar. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han condenado la decisión, subrayando el riesgo de explotación, discriminación y abusos en la construcción de las infraestructuras necesarias para el evento.
La negativa de la FIFA a exigir reformas en el mercado laboral saudí pone de manifiesto su indiferencia hacia los derechos humanos, a pesar de sus supuestos compromisos con los estándares éticos.
Blatter también ha criticado la dirección actual de la FIFA, incluyendo la expansión de competiciones como el Mundial y el Mundial de Clubes, expresando su preocupación por las consecuencias negativas de priorizar las ganancias económicas. Reconoció que el fútbol está "completamente vendido", estableciendo paralelismos entre la comercialización del deporte y los compromisos morales que ello conlleva. Sin embargo, sus declaraciones no lo eximen de responsabilidad, ya que la cultura de corrupción fomentada bajo su liderazgo sentó las bases para las prácticas actuales de la FIFA.
La creciente influencia del régimen saudí dentro de la FIFA también ha sido cuestionada, impulsada por inversiones significativas a través de entidades estatales como Aramco y las iniciativas de Visión 2030. Estas inversiones han permitido a Arabia Saudita consolidar su control sobre los procesos de toma de decisiones de la FIFA, integrando su agenda geopolítica en el deporte mundial.
Los críticos argumentan que esta estrategia representa un intento deliberado de "lavado deportivo", diseñado para mejorar la imagen del país mientras oculta las continuas violaciones a los derechos humanos. La complicidad de la FIFA en este proceso ha sido condenada por numerosas organizaciones de derechos humanos.
A pesar de que las regulaciones de la FIFA exigen que los anfitriones del Mundial cumplan con estándares internacionales de derechos humanos, la organización ha ignorado reiteradamente estas normas al seleccionar las sedes. La decisión de otorgar a Arabia Saudita la organización de la Copa Mundial 2034 refleja un claro desprecio por sus propias reglas y un fracaso general en priorizar las consideraciones éticas. Declaraciones de Gianni Infantino sobre su compromiso para abordar desafíos globales resultan vacías frente a las acciones de la FIFA, que continúan respaldando a regímenes responsables de abusos sistemáticos.
En última instancia, el Mundial 2034 en Arabia Saudita se perfila como otra mancha en el legado de la FIFA, marcada por la explotación y el sufrimiento de trabajadores vulnerables. Mientras los aficionados y las asociaciones de fútbol permanecen en gran medida en silencio, los partidos se disputarán en campos metafóricamente teñidos con la sangre de los trabajadores. El continuo desprecio por los principios éticos refuerza la prioridad de la FIFA por los beneficios económicos sobre la humanidad, perpetuando el ciclo de corrupción y explotación en el fútbol mundial.
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