En un momento conmovedor, Oleksandr Usyk rindió homenaje a su difunto padre después de lograr un hito monumental en su carrera en el boxeo, emergiendo como el primer campeón mundial indiscutible de peso pesado con cuatro cinturones. El ucraniano de 37 años obtuvo una victoria por decisión dividida sobre el británico Tyson Fury en Riyadh, marcando un momento histórico en la historia del boxeo con la primera pelea de unificación de peso pesado en más de dos décadas.
Habiendo acumulado ya una carrera ilustre como ex campeón europeo y mundial aficionado, medallista de oro olímpico y campeón indiscutible de peso crucero, el estatus invicto de Usyk como boxeador profesional ahora alcanza su cenit con la adquisición de la corona máxima del boxeo. A pesar de haber sufrido un corte sobre su ojo derecho que requirió cuatro puntos de sutura y la necesidad de un escaneo de mandíbula después de la pelea, el triunfo de Usyk fue templado por un profundo sentimiento de pérdida al recordar a su padre, quien falleció después de su éxito olímpico en 2012.
Reflexionando sobre los sacrificios realizados durante su arduo campamento de entrenamiento de ocho meses para la pelea contra Fury, incluyendo la falta de hitos familiares significativos como el nacimiento de su hija, la victoria emocional de Usyk destacó la profundidad de dedicación y determinación que impulsaron su viaje hacia la grandeza del boxeo. Aunque hubo controversia en torno a la intervención del árbitro en el noveno asalto, potencialmente negando a Usyk una victoria por nocaut, el ucraniano permaneció tranquilo, afirmando que la victoria en sí misma era primordial, independientemente de las circunstancias que la rodeaban.
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