Los Indiana Pacers, considerados grandes desvalidos en estas finales de la Conferencia Este, habían triunfado sobre los New York Knicks en el Madison Square Garden 48 horas antes para ganar su lugar en esta serie. Con 10 segundos restantes y una ventaja de tres puntos, solo necesitaban sacar el balón y encestar un tiro libre para asegurar su victoria.
Sin embargo, un error de los Pacers permitió a los Celtics tener una oportunidad de mantenerse en el juego. Jrue Holiday, quien tuvo una actuación brillante con 28 puntos, 7 rebotes, 8 asistencias y 3 robos, hizo un pase crucial a Jaylen Brown. Brown, posicionado en la esquina, encestó un triple con 5.7 segundos restantes, empatando el partido y preparando el escenario para la emocionante victoria de Boston por 133-128 en la prórroga, iniciando la serie al mejor de siete partidos.
La remontada dramática de Boston fue un ejemplo clásico de su resiliencia. A pesar de las dificultades de Jayson Tatum, quien solo anotó 2 de 10 tiros en el cuarto período y en la prórroga, logró aportar puntos críticos en los momentos finales. Tatum terminó con 36 puntos, contribuyendo significativamente a la supervivencia de los Celtics. El partido estuvo a punto de perderse debido a las pérdidas de balón y la explotación efectiva de los desajustes defensivos por parte de Indiana, pero Boston logró mantenerse firme.
Los Celtics tuvieron que superar numerosos desafíos, incluyendo pérdidas de balón clave y la ausencia de Kristaps Porzingis debido a una distensión en la pantorrilla. A pesar de estos obstáculos, mostraron una notable fortaleza mental y serenidad. Mirando hacia el segundo partido, los Celtics tienen como objetivo asegurar una victoria y tomar el control de la serie. Como enfatizó Jayson Tatum, la mentalidad del equipo es evitar la complacencia y proteger su cancha, buscando un rendimiento más fuerte que en las rondas anteriores.
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