Noah Lyles demostró su confianza y velocidad al ganar una emocionante final de 100m en las Olimpiadas. La carrera, que vio a los ocho finalistas correr por debajo de los diez segundos por primera vez en la historia, culminó en un final fotográfico dramático que los oficiales tardaron casi un minuto en analizar. Lyles emergió victorioso con un tiempo de 9,79 segundos, solo cinco milésimas de segundo por delante del jamaicano Kishane Thompson, demostrando su capacidad para respaldar sus palabras con hechos. Desde la retirada de Usain Bolt en 2017, el deporte ha carecido de un showman del calibre de Lyles, pero su talento y carisma están llenando ese vacío, especialmente con los próximos Juegos de Los Ángeles.
Los velocistas atraen grandes multitudes, y la actuación de Lyles vale cada boleto vendido. Reflexionando sobre su victoria, dijo: "Es la que quería. Es la batalla dura, son los oponentes increíbles. Todos están sanos, todos vinieron preparados para la lucha, y yo quería demostrar que soy el hombre entre todos ellos. Soy el lobo entre lobos." Incluso admitió haber felicitado a Thompson prematuramente, diciendo: "Estaba totalmente preparado para ver su nombre aparecer, y cuando vi el mío, pensé 'Dios mío, soy increíble'."
La final de 100m fue un evento espectacular, con el Stade de France iluminado por 80.000 pulseras y la música del DJ de la casa. Lyles, presentado a la multitud, saltó energéticamente por la pista para animar a los espectadores, mostrando su talento natural para el espectáculo.
Aunque Lyles parecía oxidado en las rondas preliminares, sin ganar ni su serie ni su semifinal, entregó lo que importaba. Su victoria lo coloca entre una prestigiosa línea de campeones olímpicos, que se remonta al estadounidense Thomas Burke en 1896, quien más tarde se convirtió en un destacado periodista deportivo.
La actuación de Lyles no solo destacó su destreza física, sino también su fortaleza mental y su capacidad para prosperar bajo presión. La carrera, una producción en sí misma, tuvo a Lyles como la estrella en un elenco lleno de estrellas, llevando emoción y espectáculo al escenario olímpico.
Con su victoria, Lyles ha consolidado su estatus como una figura destacada en el atletismo, listo para cautivar al público e inspirar a futuras generaciones de atletas. Su viaje, de la confianza al triunfo, sirve como testimonio de su dedicación y talento, consolidando su lugar en la historia olímpica.
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